Una hora para mi hijo

Con voz tímida y unos ojos llenos de expectativas, el pequeño recibió a su padre cuando regresaba de su trabajo y le preguntó:
- Papa, ¿cuánto ganas por hora?

El Padre con gesto extraño le respondió: - Hijo esas cosas no se las digo, ni a tu madre, así que no me molestes que vengo muy cansado del trabajo.

Pero el niño insistió: - Pero papa, por favor dime, cuánto ganas por hora.

Para terminar con el asunto el padre respondió: - Gano aproximadamente cinco dólares por hora.
Sin inmutarse, el niño mirándole fijamente a los ojos le preguntó:

- Papa, ¿podrías prestarme dos dólares?

El hombre se cansó de la situación y con brusquedad le dijo: - ¿Por eso querías saber cuanto gano por hora, no?

Vete inmediatamente a la cama, hace rato que deberías estar durmiendo en lugar de estar aquí molestándome.

Un poco después, el padre reflexionó sobre lo que había ocurrido, se sentía mal y como faltaban pocos días para Navidad, pensó que quizás su hijo quería el dinero para comprar algún regalo … así que fue hasta el cuarto del pequeño y con una voz muy suave le preguntó:

- ¿Duermes hijo? - No papa respondió el pequeño.

- Escucha hijo, aquí tienes los dos dólares que me pediste. - ¡Gracias papa! dijo el niño y acto seguido metió sus manitas debajo de la almohada y sacó tres dólares más.

Entonces le dijo:

 - ¡Papa ahora sí que estoy contento. Por fin tengo los cinco dólares que quería!
 - ¿Para qué quieres esos cinco dólares?, dijo el hombre.

 - El niño extendió los billetes hacia su padre y le preguntó: - Papa ¿Podrás ahora dedicarme una hora de tu vida?

¡¡¡Papa, mama, abramos los ojos de una vez!!!

Nuestros hijos necesitan de nosotros. No necesitan solamente amigos y que alguien supla sus necesidades económicas y les abrigo, ropa, libros, zapatos, juegos, etc.

Necesitan desesperadamente modelos de vida, modelos masculinos y femeninos para poder desarrollarse adecuada y equilibradamente.

Dedícales a tus hijos el tiempo que necesitan. La televisión y los videojuegos no podrán aportarles lo que puede brindarles pasar unos minutos al día junto a ti. Y no te excuses diciendo que no tienes tiempo, porque no estamos hablando de horas, sino de minutos al día, pero eso si, de minutos de calidad, minutos en los que puedas expresarles a través de cualquier actividad o de no hacer nada, que ellos son importantes, que tienen valor como personas, que les consideras y que les amas.

"Piensa una cosa, si tu no lo haces, fácilmente aparecerá alguien que estará dispuesto a hacerlo por ti"

De padre a Hijo

Querido hijo,

El día que me veas mayor y que ya no sea el que era, ten paciencia y procura  entenderme.
Cuando no pueda comer por mí mismo y me ensucie; cuando no pueda vestirme bien, ten paciencia.
Recuerda las horas que pasé enseñándote a comer y vestirte.

Si cuando hable contigo, te repito las mismas cosas vez tras vez, no me interrumpas y escúchame.
Cuando eras pequeño, a la hora de dormir te tuve que explicar vez tras vez los mismos cuentos hasta que te quedabas dormido.

No me avergüences ni me riñas, cuando no quiera ducharme. Acuérdate de las veces que tuve que perseguirte y las historias que tenía que inventar para que quisieras bañarte.

Cuando veas mi ignorancia sobre las nuevas tecnologías, no te burles, dame tiempo y ayúdame a entender.

¿Recuerdas cuando empezaste a ir a la escuela? Te enseñé a hacer tantas cosas. Te ayudé a entender tantas cosas. Y sobre todo a saber como afrontar la vida. Muchas de las cosas que has aprendido en tu vida, son resultado del esfuerzo y la perseverancia de los dos.

Cuando en algún momento pierda la memoria o el hilo de nuestra conversación, dame el tiempo necesario para recordar. Y si no puedo hacerlo, no te pongas nervioso, seguro que lo más importante no era mi conversación y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas.

Si alguna vez no quiero comer, no me obligues. Conozco bien cuando lo necesito y cuando no.
Cuando mis piernas cansadas no me dejen caminar, tiéndeme tu mano, de la misma manera que yo lo hice cuando tu dabas tus primeros pasos.

Y si algún día te digo que ya no quiero vivir, que quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene nada que ver contigo, ni con tu amor, ni con el mío.

Intenta entender que a esa edad, ya no se está tan aferrado a la vida y el pensamiento y la voluntad están más cerca del cielo.

Algún día descubrirás que pese a mis errores, siempre quise lo mejor para ti y que intenté preparar el camino que tú debías recorrer.

No debes sentirte triste, enfadado o impotente por verme de esa manera. Sólo debes estar a mi lado, intentar comprenderme y ayudarme como yo lo hice por ti.

En ese momento, te tocará a ti acompañarme en mi duro caminar.

Ayúdame al final de mi camino, con tu amor y paciencia. Yo te pagaré con una sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido.

Te quiero hijo.

Tu padre

La necesidad de un padre

Un conocido me escribió hace algunos años una carta en la que me contaba ciertas experiencias que había vivido cuando era un jovencito.

Desde niño hasta mi adolescencia, fui una persona muy rebelde. No obstante, cuando mi padre empezó a pasar más tiempo conmigo, experimenté una impresionante transformación.                          
Mi padre se iba a trabajar al medio día y regresaba por la noche muy tarde. Cuando yo me levantaba él estaba durmiendo, y cuando yo llegaba del colegio, él ya se había ido a trabajar. Casi nunca lo veía, a excepción de unas pocas horas los fines de semana.

En aquellos años me metí en muchos problemas. Robaba dinero para mis caprichos y en el colegio me iba muy mal.  A los catorce años me detuvieron por robar en un comercio y me enviaron a un correccional. La primera reacción de mi padre fue de enfado, pero después se dio cuenta de que la culpa había sido suya por no haber desempeñado mejor su papel de padre.

Cambió de trabajo para poder pasar más tiempo conmigo, de manera que cuando llegaba del colegio, él ya estaba en casa. Pasábamos mucho tiempo juntos, empezó a interesarse por mi rendimiento escolar, a ayudarme con mis tareas y en lugar de irse a pasar el tiempo en algún sucio salón de billar con sus amigos, me llevaba a un centro recreativo donde practicabamos varios tipos de deportes.

Mi vida cambió gracias a que mi padre me expresó su amor y comprensión. En el colegio mis notas mejoraron tanto que llegué a estar en el cuadro de honor. Hice nuevos amigos, chicos estudiosos y respetuosos que no se metían en líos.

Ahora me doy cuenta que aunque exteriormente me mostraba duro, interiormente necesitaba y anhelaba amor, atención y compañía. La clave, fue el amor que mi padre supo expresarme, pasando tiempo conmigo.

Todos los niños necesitan un padre o al menos una figura paternal de alguien que les transmite admiración, cariño, ternura, valor, alguien que tiene fe en ellos, que disfruta de su compañía y que tienes ganas de estar con ellos. En realidad todos necesitamos ser comprendidos, tener a alguien que se pongan en nuestro lugar, que se interese por nosotros cuando nos sentimos decepcionados, que nos sostenga cuando perdemos la esperanza y que esté a nuestro lado para celebrar las alegrías y los logros alcanzados.

¿Reciben tus hijos ese amor? Muchas veces quizas no sepas que hacer con ellos, porque todo lo que digas les entrará por un oido y les sale por el otro. Puedes aconsejarles de mil maneras y decirles las consecuencias que pueden tener por llevar una vida desordenada. Puedes decirles todo lo que quieras, que por bueno y acertado que sea, si tus palabras no estan revestidas de amor, paciencia, afecto, ternura y cariño, de nada servirán.

«Porque no se trata de decir lo correcto, sino de ser correctos... no se trata de explicar, sino de vivir... no se trata de enseñar o informar, sino de lo que les transmitimos a traves de nuestras actitudes, reacciones, conducta... que es en definitiva lo que ellos captan a pesar de nuestras palabras»

La cicatriz

Una niñita invitó a su madre a una reunión de padres y maestros que se celebraba en la escuela primaria a la que asistía. Aunque la niña no deseaba que fuera, la madre aceptó la invitación. Sería la primera vez que sus compañeros de clase y su maestra vieran a su madre, y le daba vergüenza su aspecto. A pesar de que era una hermosa mujer, había una gran cicatriz que cubría casi todo el lado derecho de su rostro y la niña le impresionaba tanto que nunca quería hablar acerca de por qué o cómo se la había hecho.

En la conferencia, la gente quedó impresionada con la bondad y la belleza natural de su madre, a pesar de la cicatriz, pero la niña seguía avergonzada y se ocultó de todos. Sin embargo, se mantuvo a una distancia que le permitía escuchar lo que decían su madre y su maestra en una conversación, y esto fue lo que oyó: –¿Cómo se hizo esa cicatriz en la cara? Le preguntó la maestra. La madre respondió: –Cuando mi hija nació, se incendió la habitación en la que dormía. Todos tenían demasiado miedo de entrar, porque el fuego estaba fuera de control, de manera que me arriesgue y entré. Cuando corría hacia su cuna, vi que caía una viga del techo y me lance sobre mi hija para protegerla. El golpe me dejó inconsciente, pero gracias a Dios, entró un bombero y nos salvó a las dos. Esta cicatriz me acompañará por siempre, pero nunca lamentaré haber hecho lo que hice.

En ese punto, la niña se dio cuenta del sacrificio que su madre había hecho para salvarla y corriendo hacia ella con lágrimas en los ojos, la abrazó y la tomó de la mano durante el resto del día.

Esta historia, me recuerda que también cuando estemos ante la presencia de Jesús podremos ver las cicatrices en sus manos, sus pies y costado. Y que Él, como la madre de la historia puso su vida para salvarnos de la muerte eterna.

Los hombres, sabemos reconocer los actos de valor y damos medallas de honor y declaramos héroes, a todos aquellos que han hecho algo por el bien de los demás, arriesgando su propia vida.

¿Serías capaz de reconocer como héroe, a Aquél que murió en la cruz del calvario para salvarte de la muerte eterna?

«Jesús se merece, sin ningún género de dudas, ser el Héroe de nuestra vida»

La sonrisa de un niño

UNA SONRISA
No cuesta nada y vale mucho.

UNA SONRISA
Enriquece a quien la recibe, sin empobrecer a quien la da.

UNA SONRISA
Dura sólo un instante, pero sus efectos perduran para siempre.

UNA SONRISA
Nadie es tan rico que no precise de ella, ni tan pobre que no merezca una.

UNA SONRISA
Lleva la felicidad a todos y a todas partes.

UNA SONRISA
Es símbolo de amistad, de buena voluntad, es un aliento para los desanimados, un reposo para los cansados, un rayo de sol para los de corazón triste.

UNA SONRISA
Debe ser como la de un niño, llena de gozo y alegría.

UNA SONRISA
Constituye un buen remedio para el corazón.....

SONRÍE!!!  JESÚS TE AMA!!!

Ámame como eres

Yo soy tu Dios… tu Señor… tu Creador… tu Salvador… tu Maestro… tu Hermano… tu Amigo…
Conozco tus miserias, así como las aflicciones y tribulaciones de tu alma…

Soy consciente de la debilidad y enfermedad de tu cuerpo, lo mismo que de tus pecados…
Aunque seas débil en la práctica del deber y en la virtud y caigas nuevamente en los mismos pecados de siempre, que ya sé, que no quieres cometer…

A pesar de todo, Yo te digo: “Dame tu corazón y ámame tal como eres”
Si esperas ser un ángel para amarme, si esperas a ser perfecto, no me amarás jamás.
¿No podría Yo, acaso, hacer de cada grano de arena un serafín radiante de pureza, de nobleza y de amor, que me sirviera y obedeciera a la perfección?…

Sin embargo, yo prefiero el amor de tu corazón tal y como estás.
Dame tu amor y te enseñaré a amar más allá de lo que nunca has soñado…
Ámame como eres…

¡Ámame! y confía en mí en todo instante, en cualquier situación, en el fervor o en la tibieza, en la fidelidad o en la infidelidad, ámame como eres, y confía en mí…

Hijo mío, yo no necesito tu ciencia ni tu talento, tan sólo quiero el canto de amor de tu corazón,
Sí, claro que quiero transformarte, pero poco a poco, por ahora te quiero como eres y deseo que tú hagas lo mismo.

Quiero que pienses y confíes en mí a cada hora del día y de la noche, quiero que la acción más insignificante, que hagas, la hagas por amor a mí.

No dudes, ten Fe y confía en Mí.

“Dame tu corazón y ámame tal como eres”

Amar no es Fácil

Si amar fuera fácil…
No habría tanta gente amando mal, ni tanta gente mal amada.

Si amar fuera fácil…
No habría hambre, ni guerras, ni gente sin apellido.

Si amar fuera fácil…
No habría niños solos en las calles, no habría orfanatos. No habría hijos no deseados, ni esposas maltratadas, ni prostitutas, ni divorcios.

Si amar fuera fácil…
No habría ladrones, las mujeres embarazadas nunca pensarían en abortar, ni habría asesinos que matan por dinero o por placer.

Si amar fuera fácil…
No habría policías, ni cárceles, ni ejércitos.
Que difícil nos resulta amar, en parte porque pensamos que amar es un sentimiento sobre el cual no tenemos control. Pero eso no es así, amar es una decisión personal.

Una decisión a la que se va añadiendo los sentimientos, pero que nunca depende de ellos.
Por eso Jesús la persona que más auténtica y radicalmente ha amado nos indica que necesitamos tanto amar como ser amados y que en nuestro corazón no debe quedar ningún rincón donde el odio, el egoísmo y el desamor deben anidar.

De hecho nos animó y desafió incluso a amar a nuestros enemigos.
¿Estás listo para este nivel de amor?

Solo para Ti

Ella dio un salto tan pronto vio al cirujano salir de la sala de operaciones
-¿Cómo está mi pequeño? ¿Está bien? ¿Cuándo lo puedo ver?
-Lo siento, hicimos lo que pudimos, pero él no lo resistió…
¿Por qué los niños enferman de cáncer? ¿Es que Dios no los cuida?
¿Dios, dónde estabas cuando mi niño te necesitaba?

-¿Quieres estar a solas con tu hijo?  Le preguntó el cirujano
Una de las enfermeras te acompañará, antes de que lleven al niño a la Universidad.
Sally le pidió a la enfermera que se quedase con ella mientras se despedía de su pequeño.
Ella le acarició los cabellos.

-¿Te gustaría conservar un pedazo de su cabello? preguntó la enfermera.
Sally  asintió, la enfermera cortó un pedazo de cabello, lo colocó en una bolsita y se lo entregó.
En ese momento Sally le contó que fue idea del propio niño donar su cuerpo a la Universidad para que lo estudiaran; me dijo que así podía ayudar a otros...

Primero me negué, pero Jimmy dijo: -Mamá, no lo voy a necesitar más cuando muera y tal vez pueda ayudar a otro niño a pasar un día más con su mamá.

Mi Jimmy tenía un corazón de oro. Siempre pensando y queriendo ayudar a los demás…
Sally caminó afuera del Children's Mercy Hospital por última vez, luego de haber pasado la mayoría de los últimos seis meses allí, colocó las pertenencias de Jimmy en el asiento del automóvil y se dirigió a casa.

Conducir hacia el hogar fue difícil, pero aún más difícil, fue entrar a la casa vacía...
Se dirigió con las pertenencias de Jimmy, hasta la habitación de su hijo y al entrar la tristeza que la invadió fue tan grande, que se dejó caer sobre la cama y abrazando su almohada, lloró hasta quedarse dormida.
Al despertar, notó que junto a ella había una carta, era una carta que le había dejado su hijo y comenzó a leerla:
Querida Mamá:
                        Sé que me vas a extrañar; pero no pienses que te olvidaré, o dejaré de amarte, sólo que no estaré físicamente a tu lado para decirte, que te amo.
Algún día nos volveremos a ver, si quieres mientras tanto adopta otro niño y así no estarás tan sola y triste. El podrá usar mi cuarto y mis viejos juguetes.

No estés triste pensando en mí. Éste es un lugar realmente maravilloso. La abuela y el abuelo me reconocieron tan pronto llegué y me mostraron este lugar tan hermoso, que no se puede explicar con palabras.

Se ven ángeles por todas partes… y ¿sabes? Jesús no se parece a ninguna de las imágenes que se ven de Él.

Aún así, tan pronto lo vi, lo reconocí, sabía que era él… Jesús mismo me llevó a conocer al Padre. Me sentó en su regazo y habló conmigo, como si yo fuera alguien muy importante.

Ahí fue cuando le dije que yo quería escribirte una carta y decirte cómo me siento ahora. Pensaba que no estaba permitido, ¿pero sabes qué mamá? Dios me dio papel y su lapicera personal para que yo pudiera escribirte.

Uno de los ángeles te llevó esta carta. Y Dios me dijo que aprovechara para contestarte una de las preguntas que le hiciste... ¿Dónde estaba Él cuando yo lo necesitaba?
Dios me dijo, que estaba a mi lado en el mismo lugar en el que estaba cuando Su hijo Jesús estaba en la Cruz.

Esta noche voy a sentarme a la mesa con Dios para cenar con Él. Estoy seguro que la comida será exquisita... Ah olvidé decirte que ya no tengo más dolores.  Aquí no existen las enfermedades, estoy completamente sano. Así que estoy muy contento porque puedo jugar y correr…

Bueno, mamá, tengo que devolverle la lapicera a Dios, me despido y recuerda: Confía en el Señor, no dudes en tu corazón de su existencia, así un día podremos disfrutar juntos de estas maravillas para siempre.

Firmado: tu Jimmy.
PD. Mamá, es muy posible que otros no puedan leer esta carta que te he escrito y que para ellos sólo sea un trozo de papel en blanco. No te preocupes, es normal, porque esta carta es… sólo para ti.

Una buena Lección

Un estudiante universitario y su profesor salieron a dar un paseo, los alumnos además de un buen maestro, lo consideraban un buen amigo. Mientras caminaban, vieron en el camino un par de zapatos viejos y supusieron que pertenecían a un anciano que estaba trabajando en un campo cercano.

El alumno le dijo al profesor: ¿Por qué no escondemos los zapatos y nos ocultamos detrás de esos arbustos para ver cómo reacciona el hombre cuando no los encuentre?

-Mi querido amigo, respondió el profesor, nunca tenemos que divertirnos a expensas de las personas humildes. Tú eres rico y puedes darle una alegría a este hombre, coloca una moneda de plata en cada zapato y luego nos ocultaremos para ver cómo reacciona cuando las encuentre.

Eso hizo y ambos se ocultaron. El hombre, terminó sus tareas y vino en busca de sus zapatos y su abrigo. Pero al deslizar el pie en el zapato, sintió que había algo dentro y se encontró la moneda. Asombrado, miró a su alrededor y la guardó en el bolsillo. Al ponerse el otro zapato, no podía creerlo, había otra moneda.

Sus sentimientos lo sobrecogieron; cayó de rodillas y levantando su vista al cielo agradeció a Dios por esa mano desconocida, que le había dejado el dinero suficiente para comprar medicamentos para su esposa enferma y alimentos para sus hijos.
 
El estudiante quedó profundamente impactado por lo que escuchaba del anciano y sus ojos se llenaron de lágrimas.

El profesor dijo: ¿No estás más complacido que si le hubieras hecho una broma?

El joven respondió: Usted me ha enseñado una lección que jamás olvidaré. Ahora entiendo lo profundo del significado de la palabra “DAR”

Un mal día

Su esposa se lo había dicho antes de salir de casa, tenía un extraño presentimiento. Querido, hoy no va a ser un buen día, sería mejor que te quedaras en la cama descansando. Su esposo convivía con el peligro y la muerte, cualquier día podía ser el último que lo viera con vida.

Y a sí fue, ese día detuvieron a su esposo.
-"No debiste haberte casado con él, nunca fue un buen hombre", le dijo su madre, hoy estás pagando las consecuencias de una mala elección.

Ella ya lo sabía, pero eso no impedía ni disminuía el amor que sentía por él. Su esposo era un ladrón y lo acababan de apresar. No la asustaba que estuviese preso, ya había pasado por esa situación antes. Lo dramático era que esta vez no habría misericordia del juez y la sentencia era inapelable. La condena que solicitaba el fiscal a un tribunal con sed de justicia, era de muerte y no una muerte cualquiera, sino muerte de cruz.

La mujer que tanto amaba a su esposo no dejaba de darle vueltas en su cabeza. Tal vez lo perdieron las malas compañías, reflexionó mientras recorría la calle principal, porque su socio en las andadas, también sería crucificado junto con él. De todos modos ya no importa buscar culpables, lo cierto es que su esposo iba a terminar como ella había soñado y temido tantas veces. Iba a morir de la peor de las muertes, la más humillante, la más cruel y atroz. La mujer no pudo despedirse de su amado, para los ladrones no hay privilegios, ni concesiones. No hay piedad, ni un último deseo para los condenados al madero.

En el horizonte se divisan tres cruces, la de su esposo, la de su compañero y la de un desconocido. Ella reconoce a su marido y al otro ladrón, pero le resta importancia al tercero; quizás sea otro que deje a otra viuda en el olvido y la desgracia.

El cuadro es estremecedor. No la culpen a ella por no llorar, ya había gastado todas sus lágrimas en una vida miserable junto a quien le prometió amor eterno y ahora cuelga de una cruz. No quiere mirar a su esposo, está allí, prefiere recordarlo de otra manera.

El otro de los ladrones insulta al desconocido de la cruz que estaba entre los dos. Y una voz conocida, pero imperceptible, pronuncia algunas débiles palabras. "Acuérdate de mi, cuando vengas en tu reino"  Era la inconfundible voz de su esposo, sin duda, hablándole al desconocido. "Hoy estarás conmigo en el paraíso", le responde, como si en su condición pudiese prometer algo.

La mujer levanta la vista por primera vez. Tal vez para mirar a los ojos de su esposo una última vez o tal vez para entender el diálogo tan extraño que acaba de oír. El socio de su esposo acaba de morir. El desconocido parece realmente un inocente que paga por algo que jamás cometió y su esposo sonríe. No tendría porqué hacerlo, no hay razones. Hizo de su vida un mundo miserable y está colgando de una cruz frente a miles de ciudadanos que claman justicia. Pero el ladrón se encuentra con la mirada de su esposa y le sonríe. Es como un último gesto queriéndole decir que todo estará bien, a pesar de todo.

La mujer no entendió bien el diálogo de los condenados, pero presiente que algo había cambiado. Algo debe haber ocurrido allí en lo alto de aquellas cruces, porque de pronto empieza a pensar que su esposo finalmente encontró algo distinto.

Su esposo cuelga de un madero, pero inexplicablemente, irracionalmente, sonríe. Ella le devuelve el gesto en silencio, ese que sólo pueden interpretar los que se han amado de verdad. Sabe que no puede implorar justicia y mucho menos misericordia y que su esposo está pagando por robos y crímenes cometidos durante muchos años. Pero ahora, la última sonrisa de su esposo le devuelve la calma. Por la sonrisa que se dibuja en su rostro no parece estar sufriendo en una cruz, al contrario, parece estar lleno de gozo y felicidad.

Por la vida que llevó durante tantos años, no merecía ningún tipo de contemplación, ni de perdón, ni siquiera una digna sepultura. Pero alguien, tan condenado como él, le prometió el paraíso. Su esposo se había encontrado con la gracia en el minuto final, segundos antes  de la muerte.

Ese, no iba a ser un buen día y evidentemente no existía la posibilidad de que terminara bien. Su esposo ha dejado de respirar, pero nadie se explica por qué sonríe y ella sólo puede reflexionar: Si para llegar al paraíso tenía que pasar por la cruz, valió la pena haberse levantado.

Jesucristo a través de su gracia y misericordia, espera tu decisión hasta tu último suspiro. Es posible que hayas tenido una vida llena de pecado, quizás has robado, asesinado, no importa. La Ley siempre te condenará, entre otras cosas, porque eres culpable, pero Jesucristo te está esperando para que puedas experimentar Su perdón, misericordia y amor incondicional.

“Te aconsejo que no esperes a estar en una situación tan comprometida como el protagonista de esta historia”

La Vida

La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es beatitud, saboréala.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, afróntalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, juégalo.
La vida es preciosa, cuídala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es amor, gózala.
La vida es misterio, devélalo.
La vida es promesa, cúmplela.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es himno, cántalo.
La vida es un combate, acéptalo.
La vida es una tragedia, domínala.
La vida es una aventura, enfréntala.
La vida es felicidad, merécela.
La vida es la vida, defiéndela.

El poder de las palabras

Una palabra irresponsable: puede encender discordias y fuegos difíciles de apagar…
Una palabra cruel: puede arruinar y derribar todo lo que se había edificado en una vida…

Una palabra de resentimiento: puede matar a un apersona, como si le claváramos un cuchillo en el corazón...

Una palabra brutal: puede herir y hasta destruir la autoestima y la dignidad de una persona…

Una palabra amable: puede suavizar las cosas y modificar la actitud de otros…

Una palabra alegre: puede cambiar totalmente la fragancia y los colores de nuestro día…
Una palabra oportuna: puede aliviar la carga y traer luz a nuestra vida…
Una palabra de amor: puede sanar el corazón herido.

Porque las palabras tienen vida.
Son capaces de bendecir o maldecir, de edificar o derribar, de animar o abatir, de transmitir vida o muerte, de perdonar o condenar, de empujar al éxito o al fracaso, de aceptar o rechazar...
¿Cómo hablamos a los demás? ¿Qué les transmiten nuestras palabras?
¿Qué me digo a mí mismo? ¿Hacia dónde me conduce mi dialogo interno?

Jesús dijo: “Yo os digo que de toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado” Mateo 12:36-37

Un secreto para ti

Hace muchísimos años, vivía en la India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía ser un triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre más feliz del mundo.

Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano. Mientras más lo intentaban, más infelices eran, pues la envidia no los dejaba vivir.

Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz. Un día llegó ante él un niño y le dijo: -Señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz. Por qué no me enseñas qué debo hacer para conseguirlo. El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo:

-A ti te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención. En realidad son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y estos son MI MENTE y MI CORAZÓN y el gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida:

1.    Debes poner a Dios como centro de tu vida, como lo más importante en tu existencia.

2.    Debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama MOTIVACIÓN.

3.    No debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, logra tú las tuyas.

4.    No debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te dejará ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, tú perdona y olvida.

5.    No debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, mañana te quitarán algo de más valor.

6.    No debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.

7.    Levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bello y bueno; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir algo a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfadores y que de esta manera, puedan ser felices.

Un hombre y una mujer

La Mujer, el más sublime de los ideales.

El hombre tiene la supremacía...
la Mujer, la preferencia.

La supremacía significa fuerza...
la preferencia representa el derecho.

El hombre es un código...
la Mujer, un evangelio.

El código corrige...
el evangelio perfecciona.

El hombre es la estructura del templo...
la Mujer, el espíritu que lo llena.
 
El hombre es el águila que vuela...
la Mujer, el ruiseñor que canta.

Volar es dominar el espacio...
cantar es conquistar el alma.

El hombre tiene un farol, la conciencia...
la Mujer tiene la estrella, la esperanza.

El farol guía...
la esperanza salva.

El hombre está colocado donde termina la tierra...
la Mujer, donde comienza el cielo.

Yo le ayudo

Hace muchos años que un sargento de batallón increpaba duramente a unos cuantos soldados que no podían sacar un coche atascado en el barro. De pronto se presento allí un hombre alto y flacucho. Vio la situación y le preguntó al sargento por qué no los ayudaba.

-¿Por qué he de hacerlo? Soy el sargento, contestó éste con altanería.

Sin pérdida de tiempo el hombre alto y flacucho se despojó de su chaqueta y se puso a ayudar a los soldados a sacar el coche del sucio barro. Cuando se terminó la tarea, se lavó las manos, se puso la chaqueta y se dirigió hacia el sargento:

-Si en otra ocasión usted necesitara mi ayuda, llámeme sin vacilar.

-¿Y quién es usted?, le preguntó el sargento.

-Yo soy Abraham Lincoln, el Presidente de la Nación.

No en vano se considera a Lincoln como uno de los hombres más grandes de la historia de la humanidad. Grande no tanto por sus ejecutorias, como por su humildad.

“La señal inequívoca que nos da la medida de la grandeza de un hombre, es el servir con humildad”

Un regalo muy especial

La historia relata que un hombre castigó a su hija de 5 años de edad por desperdiciar una hoja de papel dorado que era muy costosa. La niña había usado el papel para decorar una caja y ponerla debajo del árbol de Navidad. En su inocencia y llena de amor la niña le trajo la caja de regalo a su padre. "Esto es para ti, papito, Feliz Navidad."

Ante esta actitud, el padre estaba avergonzado por su reacción, al abrir la caja y viendo que estaba vacía, se volvió a enfurecer... "¿No sabes, jovencita, que cuando das un regalo a alguien, se supone que debe haber algo dentro?" le dijo.

La niñita lo miró con lágrimas en sus ojos y le dijo: "No, papito, no esta vacía, le puse besitos hasta que se llenó"

El padre no pudo creer lo que estaba escuchando, quedó destrozado, cayó de rodillas y abrazó a su pequeña hija, y le rogó que lo perdonara por su innecesario enojo.

Poco tiempo después, en un accidente, la niña perdió la vida. La angustia y el dolor acompañó a su papá por el resto de su vida, por momentos sólo le traía consuelo abrir esa caja dorada y tomar de ella un besito que su hija había guardado con tanto amor.

En esta Navidad, simbólicamente, coloca una caja decorada con papel dorado que represente tu corazón y pídele a Jesús que lo llene con su amor y paz, para que cuando enfrentes dificultades y tristezas, puedas abrirla y disfrutar de la maravillosa presencia de JESÚS.

No olvides jamás esto:

"Si quieres encontrar a Jesús, no lo busques en otra parte que no sea el corazón del hombre, es el único lugar donde puede habitar"

Para ti mujer

¿Qué hay de malo, en querer cuidar a una mujer, si ella te cuida a ti? Las mujeres tienen fuerzas y capacidades que asombran a los hombres.

Ellas, se encargan de los niños, pueden sobrellevar penas y situaciones muy “pesadas”, sin embargo tienen espacio para la felicidad, el amor y la alegría.

Ellas sonríen cuando quieren gritar, cantan cuando quieren llorar, lloran cuando están contentas y ríen cuando están nerviosas. Pero al mismo tiempo que tienen toda esa fortaleza interior, son capaces de esperar impacientes una llamada de teléfono de su esposo o de sus hijos, sólo para oír sus voces y saber que llegaron sanos.

Las mujeres tienen cualidades especiales, por eso siempre se ofrecen para buenas causas. Son voluntarias en hospitales, llevan comida a los necesitados, trabajan como niñeras, amas de casa, abogadas y solucionan problemas entre niños y vecinos. Además se adaptan a lo que sea necesario, por eso usan trajes, vaqueros, uniformes y minifaldas.

Las mujeres recorren largos caminos para conseguir la mejor escuela para sus hijos y la mejor atención para la salud de su familia.

Ellas no aceptan un "no" como respuesta cuando están convencidas que hay una solución. Saben perdonar.

Son extremadamente sensibles e intuitivas y los hombres no acaban de entender por qué ríen o lloran ante un nacimiento o un matrimonio. Sin embargo hay más, esa sensibilidad e intuición también les permite saber que un abrazo, un beso y decir te amo en el momento oportuno, puede sanar un corazón roto.

Una mujer puede lograr que una mañana, una tarde o una noche romántica sean inolvidables. Las mujeres vienen en todos los tamaños, colores y formas; viven en casas, palacios  o cabañas. Ellas corren, caminan, pueden usar un automóvil tanto como una computadora.

Las mujeres tienen mucho qué decir y mucho para dar. El corazón de las mujeres hace girar el mundo. Y a cambio, todo lo que ellas esperan es un abrazo, un beso o una caricia.

El amor que ella entrega apasionada e inocentemente al hombre a quien ama, es el mismo que le impulsa a cuidar a su amado cuando está enfermo o simplemente prepararle una taza de té en las frías noches de invierno.

La belleza de una mujer no está en la ropa que lleva, en su figura o en la forma en que se peina. Si quieres descubrirla, tendrás que mirarla a los ojos, que es la puerta de su corazón, donde reside la esencia de su alma. La belleza de una mujer aumenta con el paso de los años.

Comparte este mensaje con tus amigos, para que sepan reconocer una verdadera mujer cuando toque a su puerta y no la dejen ir.

Amar es enseñar

Si es cierto que me amas, no pongas en mis manos
el pez que otros pescaron. A fuerza de remar
no quiero ser tu esclavo, prefiero ser tu hermano
levántate, camina, enséñame a pescar…

Si es cierto que me amas, no cubras mis harapos
con telas que otras manos tejieron y es mejor
que sienta yo el orgullo de ver sobre mis hombros
el paño que mis manos hicieron con amor…

Si es cierto que me amas, no pongas en mis manos
el pan que otros ganaron y te pido por favor...
Invítame a los campos, entrégame un arado
el pan es mas sabroso mezclado con sudor…

Si es cierto que me amas, no trates de narrarme
la historia de otros hombres, difícil de entender
despiértame a la vida, tu puedes levantarme
invítame a la escuela, enséñame a leer…

Si es cierto que me amas y sientes en el alma
la paz y la esperanza que ha puesto en mí tu Dios,
ayúdame a ser bueno; yo anhelo tener calma
enséñame la senda del bien y del mal…

Si es cierto que me amas, estréchame la mano
enfréntame a la vida, anímate a luchar
ayúdame a ser libre, yo quiero ser tu hermano;
que amor no es sentir lástima, amar es enseñar...

Inocencia

Una niña, de unos 6 años, iba diariamente a su colegio caminando a través del bosque. Aquella mañana, había amanecido con un cielo amenazador. El viento y las nubes hacían presagiar un día de lluvia, pero la bella niña seguía su camino rumbo a la escuela, como si todo fuera normal.

Durante el día, la tormenta fue aumentando en intensidad, por lo que se desató  una tempestad con muchos rayos que podían verse desde varios kilómetros.

La madre estaba preocupada por su pequeña hija que, como de costumbre, tenía que regresar sola atravesando el bosque. Sintió mucho miedo por lo que podría pasarle en medio de esa terrible tormenta. Así que rápidamente subió a su auto y se dirigió en dirección a la escuela. La oscuridad y el viento hacían poco visible el camino, por lo que le costaba encontrar a su hija, que en este momento podía estar en peligro.

Las luces de su vehículo, le ayudaron a divisar a la distancia a su hija, entre relámpagos y truenos, la pequeña se encontraba sentada junto a un árbol mirando el cielo. En ese momento un relámpago iluminó todo el bosque, la niña se puso de pie sin dejar de mirar el cielo y con una sonrisa angelical, abrió sus brazos.

La madre, viendo esta actitud, estaba perpleja, no entendía lo que pasaba, ya que la niña debería estar muerta de miedo. Salió corriendo de su auto y fue al encuentro de su hija.

De regreso a su casa, la madre veía extrañada como su hija seguía mirando al cielo, sin dejar de sonreír. ¿Qué miras y por qué sonríes?, preguntó la madre.

¿Sabes por qué sonrío mami?, porque Jesús me está sacando fotos y esas son las luces de su enorme flash, algún día me gustaría mucho poder verlas.

“Cuando veas relámpagos en el cielo, deja que Dios ilumine tu corazón, no tengas miedo, no te escondas, deja que te cautive la inocencia, quizás el Señor quiera sacarte unas fotos para su álbum”

Los cuadros azules

Cuenta la historia, que un niño vio por la calle a una niña tan hermosa, que se enamoró a primera vista y sin pensarlo le dijo: ¡Te amo! ¿Quieres ser mi novia? Pero la niña le dijo ¡¡NO!!

Luego se encontraron en la escuela, el niño todavía seguía enamorado de la niña y le volvió a decir ¡Te amo! ¿Quieres ser mi novia? Y la niña le volvió a decir ¡¡NO!!

Pasó el tiempo, los dos ya eran jóvenes, él muy apuesto y ella era la más hermosa del colegio. Lo que no cambiaba era el amor que él sentía por ella, y le volvió a decir: ¡Te amo! ¿Quieres ser mi novia? y la joven sin cambiar su decisión le dijo: ¡¡NO!!

Pasaron algunos años y se volvieron a encontrar en la universidad, el sentía cada vez más amor por ella y sin temor de lo que pudiera pasar nuevamente le dijo: ¡Te amo! ¿Quieres ser mi novia?
entonces... ¡ella dijo ¡SI!

Comenzaron una relación preciosa, ambos sentían un amor muy profundo. Un día el muchacho le regaló un cuadro azul. A partir de entonces y durante los cinco años que duró su noviazgo, cada mes él le regalaba un cuadro azul.

Se casaron y durante 15 años, cada mes le regalaba un cuadro azul. Un día su esposa le dijo: “Mi amor, ya no sé dónde guardar los cuadros azules que me regalas, te pido que no me traigas más ya tenemos cientos de ellos y no sé qué hacer con ellos.

El respondió con una gran tristeza: Amor mío, jamás me preguntaste para qué te los regalaba. Yo sólo quería que todo el cielo fuera tuyo, por eso todos los meses te traía un pedacito de él.

“No subestimes a nadie cuando te traiga un regalo que parezca insignificante, ya que en su  amor y cariño hacia ti, es posible que quiera regalarte todo el universo”

Aprender a Vivir

En cierta ocasión, durante una charla que di ante un grupo de profesionales, me hicieron esta pregunta:

¿Qué es lo más importante que ha hecho en su vida?

En mi calidad de Ingeniero en Sistemas, sabía que los asistentes deseaban escuchar anécdotas sobre mi trabajo, entonces les respondí: Lo más importante que he hecho en la vida, sucedió el 9 de Mayo de 2000.

Comencé el día jugando tenis con un amigo al que no había visto en mucho tiempo. Entre jugada y jugada me contó que su esposa y él acababan de tener un bebé.

Mientras jugábamos, llegó el padre de mi amigo, que consternado, le dijo que al bebé se lo habían llevado de urgencia al hospital. Inmediatamente mi amigo se subió al auto de su padre y se marchó hacia el hospital.

Yo por un momento, me quedé donde estaba, sin saber qué debía hacer.

Podía ir con mi amigo al hospital. Pero mi presencia allí no iba a servir de nada, pues la criatura estaría al cuidado de médicos y enfermeras y nada de lo que yo hiciera o dijera iba a cambiar las cosas.

Podía brindarle a mi amigo todo mi apoyo. Pero tanto él como su esposa provenían de familias numerosas y sin duda estarían rodeados de parientes que les ofrecerían todo el apoyo necesario.

Lo único que haría yo sería estorbar. Así que decidí ir más tarde al hospital a visitar a mi amigo.
Al poner en marcha mi auto, me di cuenta de que, mi amigo, con la prisa había dejado su camioneta estacionada con las llaves puestas, así que decidí cerrarla e ir al hospital a entregárselas.

Como supuse, la sala de espera estaba llena de familiares. No tardó en presentarse un médico, que se acercó a la pareja y en voz baja les comunicó que su bebe había fallecido.

Los padres se abrazaron y lloraron, mientras todos los demás los rodeamos en medio del silencio y el dolor. Al verme mi amigo, se refugió en mis brazos y me dijo: “Gracias por estar aquí”.

Durante el resto de la mañana permanecí sentado en la sala de urgencias del hospital viendo a mi amigo y a su esposa sostener en brazos a su bebé y despedirse de él.
Aquella experiencia me dejo tres enseñanzas:

La primera. Lo más importante que he hecho en la vida, ocurrió cuando no había absolutamente nada que yo pudiera hacer.

Nada de lo mucho que aprendí en la Universidad o en el ejercicio de mi profesión, me sirvió en aquellas circunstancias. A dos personas les sobrevino una desgracia y lo único que pude hacer fue simplemente acompañarlos y esperar; pero me di cuenta de que lo principal fue haber estado allí.
La segunda. Aprendí que por tanto pensar, casi me olvido de sentir.

La tercera. Aprendí que la vida puede cambiar en un instante. Hacemos planes y concebimos nuestro futuro como algo real, olvidando que perder el empleo, sufrir una enfermedad grave o un accidente y muchas otras cosas más, pueden alterar ese futuro en un abrir y cerrar de ojos.

Desde aquel día, busqué un equilibrio entre el trabajo y la vida; aprendí que ningún empleo compensa perderse unas vacaciones, romper con la pareja o pasar un día festivo lejos de la familia. Y aprendí que lo más importante en la vida, no es ganar dinero, ni ascender en la escala social, ni recibir honores…

“Lo más importante en la vida, es el tiempo que dedicamos a cultivar una amistad”

Así es una mujer

Cuando Dios se dispuso a hacer a la mujer, ya había llegado al sexto día de trabajo.
Un ángel se le acercó y le dijo: - Dios, ¿Por qué dedicas tanto tiempo a esta criatura?
-¿Has visto mi Hoja de Especificaciones para ella?, le respondió, fíjate bien:

Debe ser completamente lavable. Debe tener más de 200 piezas movibles, todas cambiables y ser capaz de funcionar con una dieta basada en cualquier cosa. Tener un regazo que pueda acomodar cuatro niños al mismo tiempo.

Debe ser capaz de dar besos que puedan curar desde una rodilla raspada hasta un corazón roto.
Y tendrá que hacerlo todo, solamente con dos manos.

El ángel se maravilló de los requisitos.
-Solamente dos manos… ¡Imposible!

-Es demasiado trabajo para un día, espera hasta mañana para terminarla , dijo el ángel.
No, ni hablar, dijo el Señor. Estoy tan cerca de terminar esta creación, que por cierto, es mi favorita- que voy a terminarla hoy mismo.

Además, esta criatura se cura sola cuando está enferma y puede trabajar jornadas diarias de 18 horas.
El ángel se acercó más y tocó a la mujer.

La has hecho muy suave, Señor. Sí, es suave dijo Dios, pero la he hecho también fuerte. No tienes ni idea de lo que puede aguantar o lograr.

-¿Será capaz de pensar? preguntó el ángel.

Dios contestó: -No solamente será capaz de pensar sino también de razonar, argumentar y negociar.
El ángel entonces notó algo y extendiendo su mano tocó la mejilla de la mujer.

-Señor, parece que este modelo tiene una fuga, dijo… Ya me parecía a mí que estabas tratando de ponerle demasiadas cosas.

-Eso no es ninguna fuga, es una lágrima, contestó el Señor.
-Y ¿para qué sirven las lágrimas, preguntó el ángel?

-Las lágrimas son su manera de expresar su alegría, su pena, su desengaño, su amor, su soledad, su sufrimiento, y su orgullo.

Esto impresionó mucho al ángel.
-Eres un genio, Señor, pensaste en todo. La mujer es verdaderamente maravillosa.
-Lo es; la mujer tiene detalles y capacidades que maravillan a los hombres.

Aguantan dificultades, llevan grandes cargas, pero al mismo tiempo rebosan felicidad, amor y dicha.
Sonríen cuando quieren gritar. Cantan cuando quieren llorar. Lloran cuando están felices y ríen cuando están nerviosas.

Luchan por lo que creen. Se enfrentan a la injusticia.

No aceptan un “no” por respuesta cuando ellas creen que hay una solución mejor.
Se privan de cualquier cosa, para que su familia pueda tener aquello que necesita.
Acompañan a sus amigas al médico cuando ellas tienen miedo de ir solas.

Aman incondicionalmente.
Lloran cuando sus hijos triunfan y se alegran cuando sus amistades consiguen premios.
Son felices cuando otros también lo son.

Sufren con la pérdida de un ser querido y cuando todos piensan que ya no les quedan más fuerzas, es cuando más fuertes son.

Saben que un beso y un abrazo pueden ayudar a curar un corazón roto.
“Sin embargo, la mujer tiene un gran defecto: a menudo se le olvida lo mucho que vale”

Aunque no entiendas

Puede que al presente no entiendas algunas cosas porque aún no ha llegado el momento de
que te revele del todo mi plan, mi propósito. Pese a que no lo entiendas todo, cree y confía,
recuerda que mis caminos no son tus caminos.

No podrás conocer mi mente esforzándote por entender y analizándolo todo con tu mentalidad
humana. Yo revelaré mis pensamientos y mis caminos a través de mi Espíritu, a todos aquellos
que se muestren receptivos y abiertos, a quienes crean, acepten y deseen escuchar mi voz.

Te prometo que si sigues adelante, aunque ni siquiera sepas a ciencia cierta si tendrás fuerzas para aguantar, no fracasarás. Así como el oro se purifica en el horno del refinador, los que pasan por
la llama ardiente de las pruebas saldrán cual oro puro. Si te pongo a prueba, es con el fin de
eliminar todas las impurezas que te limitan.

Por tanto, no tengas miedo de las pruebas, te las
mando porque te amo, para purificarte y siempre en respuesta a tus oraciones.

Con amor

Jesús

Rosas Rojas

Había una vez una rosa roja muy bella, se sentía de orgullosa al saber que era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, se daba cuenta de que la gente la miraba de lejos. 
 
A su lado siempre había un sapo grande y oscuro, por eso nadie se acercaba a verla. Indignada ante su descubrimiento, ordenó al sapo que se fuera de inmediato.
      
Está bien, si eso es lo que quieres, me iré, dijo el sapo. Poco tiempo después el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla totalmente marchita, sin hojas y sin pétalos.

Se acercó y le dijo: ¿Qué te pasa?, realmente te veo mal.

Y la rosa le explicó lo que ocurría: No entiendo lo que ocurre, pero desde que te fuiste las hormigas me han comido día a día y nunca pude volver a ser igual.

-Claro, contestó el sapo, cuando yo estaba aquí me comía a esas hormigas y por eso siempre eras la más bella del jardín.

Muchas veces despreciamos a los demás por creer que somos más valiosos, mejores que ellos, o simplemente porque pensamos que no nos "sirven" para nada. 

Pero Dios no hace a nadie para que esté de sobras en este mundo, todos tenemos algo que aprender de los demás y algo que enseñar.

“Posiblemente aquellos a quienes ignoramos o menospreciamos, sean a los que sin darnos cuenta, más necesitamos”

Yo quiero ser...

LUZ DE LUNA...
Para brillar en la noche de los amores incomprendidos.                

SILENCIO...
Para hacer callar las voces que aturden al corazón.

AMANECER...
Para construir un día más de felicidad.

LUZ...
Para los que viven en la oscuridad.

NOCHE...
Para acariciar a los que luchan durante el día.

VIDA...
Para que renazcan los que están muriendo.

LÁGRIMA...
Para hacer llorar a los corazones insensibles

SONRISA...
Para dulcificar los labios de los amargados.

AMOR...
Para unir a las personas...
Y decirles que apenas soy una de ellas.

Oración de un padre

Dame, Señor, un hijo que sea lo bastante fuerte para saber cuándo es débil, y lo bastante valiente para sobreponerse cuando tenga miedo; que se muestre orgulloso y firme ante la derrota justa, y humilde y gentil en la victoria.

Dame un hijo cuyos deseos no tomen el lugar de las obras; un hijo que te conozca y que sepa que en Ti está la piedra angular del conocimiento.

No te pido que lo lleves por una vía fácil y llena de comodidades, sino por la que tenga el acicate de las dificultades y los desafíos. Que aprenda a plantarse firme en la tempestad y a ser compasivo con los que fracasan.

Dame un hijo que tenga el corazón limpio como el cristal y altitud de miras, y que tenga dominio de sí mismo antes de pretender dominar a otros; que avance hacia el futuro sin olvidar el pasado.

Por último, te pido que una vez que tenga todas esas características, le des también bastante sentido del humor, a fin de que siempre sea un hombre serio, pero jamás se tome a sí mismo con demasiada seriedad.

Te pido que le des humildad para que siempre tenga presente la verdadera grandeza de la sencillez, y que le des la mentalidad abierta de los que han adquirido verdadera sabiduría, y la debilidad que proporciona la auténtica fuerza.

Entonces podré afirmar en voz baja: “No he vivido en vano”

Amigos Famosos

Muchos piensan que la vida de los famosos es maravillosa, sin problema alguno... pero, también en algunas ocasiones llegamos a pensar que su vida es vacía, frívola, que carecen de sentimientos y buenos actos, pero hay seres humanos maravillosos y capaces de conmover al más duro y despreocupado ser humano que pueda existir. Esta es una historia real de la nobleza humana, que debería servirnos de inspiración y ejemplo, sin duda, digno de compartir con ustedes...

Una historia que quizás pocos conocen, se refiere a dos, de los tres tenores Lucciano Pavarotti, José Carreras y Plácido Domingo, que emocionaron al mundo cantando juntos.

Desde hace muchos años ha existido una rivalidad entre catalanes y madrileños, ya que los catalanes luchan por su autonomía en una España dominada por Madrid. Pues bien, Plácido Domingo es Madrileño y José Carreras es Catalán; por cuestiones políticas en 1984, se volvieron enemigos.

Siempre muy solicitados en todas partes del mundo, ambos hacían constar en sus contratos, que sólo se presentarían en determinado espectáculo, si el adversario no fuese invitado.

En 1987, a Carreras le apareció un enemigo mucho más implacable que su rival Plácido Domingo; lo sorprendió un diagnóstico terrible, leucemia. Su lucha contra el cáncer fue muy sufrida, se sometió a varios tratamientos, además del auto transplante de la médula ósea. El cambio de sangre que lo obligaba a viajar una vez por mes a Estados Unidos, en estas condiciones no podía trabajar y, a pesar de ser dueño de una razonable fortuna, los altos costos de los viajes y de los tratamientos debilitaron sus finanzas. Cuando no tuvo más condiciones financieras tomó conocimiento de la existencia de una fundación en Madrid, cuya finalidad única, era apoyar el tratamiento de leucémicos.

Gracias al apoyo de la fundación “HERMOSA”, Carreras venció la dolencia y volvió a cantar. Recibió nuevamente los altos honores que merecía y trató de asociarse a la fundación. Al leer sus estatutos, descubrió que el fundador, mayor colaborador y presidente de la fundación era Plácido Domingo. Luego, supo que éste había creado la entidad, en principio, para atenderlo y que se había mantenido en el anonimato para que no se sintiera humillado por aceptar auxilio de su enemigo, pero más conmovedor  fue el reencuentro.

En una presentación en Madrid, Carreras interrumpió el evento y humildemente arrodillándose a sus pies le pidió disculpas y le agradeció públicamente. Plácido lo ayudo a levantarse, y con un fuerte abrazo sellaron el inicio de una nueva y gran amistad.

En una entrevista a Plácido Domingo, le preguntaron el por qué había creado la fundación “HERMOSA” en un momento en que, además de beneficiar a un enemigo, había ayudado al único artista que podría hacerle competencia, su respuesta fue corta y definitiva.

“Por que no se puede perder una voz como esa”
Cada uno de nosotros deberíamos tener una fundación basada en el amor de Dios y decirles a nuestros seres queridos, a nuestros amigos y a todos aquellos que apreciamos de uno o de otra manera…

“Quiero que estés a mi lado por toda la eternidad, porque no se puede perder un ser precioso como tú”

Carta de un amigo

Sólo quiero escribirte y decirte lo mucho que te amo.

Ayer cuando te vi caminando y riendo con tus amigos, tenía la esperanza de que pronto quisieras tenerme a tu lado. Así es que te pinté un lindo atardecer para terminar tu día. Te envié una brisa como una suave caricia. Esperé, pero no me llamaste.

Al mirar como dormías, quería llamarte la atención, derramé luz sobre tu cara, con la intención de que al despertar pudieras darte cuenta de que era mí presencia la que acariciaba tu rostro.

Al amanecer hice que los rayos de luz inundaran tu habitación y te envié muchos pajaritos para que con su trinar te compusieran una preciosa sinfonía.

Pero tú te levantaste tarde y de prisa te fuiste a trabajar, no te diste cuenta de nada. Mi tristeza fue tal, que el cielo oscureció y mis lágrimas derramadas se convirtieron en lluvia.

Solo quería decirte: “TE AMO”

Trato de decírtelo en la quietud de los pastos verdes, en el cielo azul, en el viento que produce sonidos en los árboles, en los colores y el perfume de las flores, en el estruendo de las grandes cascadas, y con el abrigo del calor del sol.

Mi amor por ti es más profundo que el océano y más grande que el infinito cielo.

Si sólo comprendieras cuánto te amo!

Si en algún momento te das cuenta de que quiero ser tu amigo, recíbeme en tu corazón y viviremos juntos por toda la eternidad.

Jesús

Ángeles y amigos

¿Ángeles o amigos?, en nuestra vida todos nos encontramos con un poquito de cada cosa...

El ángel, te lo asigna Dios.
El amigo te escoge, te toma de la mano y te acerca a Dios.

El ángel tiene la obligación de cuidarte.
El amigo te cuida por amor.

El ángel te ayuda, evitando que tengas problemas.
El amigo te ayuda a resolverlos.

El ángel te ve sufrir y no te puede abrazar.
El amigo te abraza, porque no quiere verte sufrir.

El ángel te ve sonreír y celebra tus alegrías.
El amigo te hace sonreír y comparte sus alegrías.

El ángel sabe cuando necesitas que alguien te escuche.
El amigo te escucha, sin decirte que lo necesitas.

El ángel es parte de tus sueños.
El amigo, comparte y lucha para que tus sueños, sean una realidad.

El ángel siempre está ahí contigo y no puede extrañarte.
El amigo, cuando no está contigo, te extraña y se acuerda de ti

El ángel vela tu sueño
El amigo sueña contigo.

El ángel aplaude tus triunfos
El amigo te ayuda para que triunfes.

El ángel se preocupa cuando estás mal.
El amigo se desvive para que estés bien.

El ángel recibe una oración tuya.
El amigo hace una oración por ti.

El ángel te ayuda a sobrevivir.
El amigo sobrevive para  ti.

Para un ángel, eres una misión que cumplir
Para un amigo, eres un tesoro que defender.

El ángel, es un ser celestial.
El amigo es la oportunidad de conocer lo más hermoso que hay en la vida,

"EL AMOR Y LA AMISTAD"

El ángel quisiera ser tu amigo.
El amigo, sin proponérselo, también es tu ángel...

Si todavía no has conocido al amor de tu vida...

Haz esta oración:

Señor:

Sé que puedo hablarte, que puedo confiarte las pequeñas y grandes cosas de mi vida, porque Tú eres mi Señor. Por eso quiero pedirte algo muy especial. Quiero poner en tus manos a la persona de la que algún día estaré enamorado, con quien compartiré mi vida entera. Te pido que le bendigas, la cuides y la ayudes. De donde quiera que sea, bendice su camino, conserva su ánimo, guía sus pasos, fortalece su corazón, muéstrale tu misericordia. No permitas que nada dañe su capacidad de amar.

Aunque quizá no conozco a esta persona todavía, llénala de alegría, hazla generosa y a mí, ayúdame a ser mejor, hazme digno de estar a su lado. Para que cuando vivamos juntos, seamos un verdadero matrimonio, de acuerdo con Tu Voluntad

Donde quiera que se encuentre, bendícela, llénala de amor, y ayúdame a encontrarla.

Así sea…

El paracaídas

Charles Plumb, era piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam. Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil. Plumb se lanzó en paracaídas, fue capturado y pasó seis años en prisión.

A su regreso a Estados Unidos, daba conferencias relatando su odisea y sus experiencias en el lugar de detención.

Un día estaba en un restaurante y un hombre lo saludó:
-Hola, usted es Charles Plumb, ex piloto en Vietnam y fue derribado por el enemigo, ¿verdad?
-Y usted, ¿cómo sabe eso?", le preguntó Plumb.

-Porque yo doblaba y empacaba los paracaídas de su división, y parece que el suyo funcionó bien
Plumb emocionado y con mucha  gratitud le respondió: -Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría aquí.

Aquella noche, Plumb no podía conciliar el sueño, se preguntaba cuántas veces había visto en el portaviones a aquel hombre y nunca le había dirigido un saludo, se dio cuenta de que había sido una persona arrogante y orgullosa frente a este humilde y servicial marinero.

Pensó también en todo el tiempo que aquel marinero pasó en el barco enrollando los hilos de seda de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de personas que quizás no conocía.
Desde aquel día, Plumb comienza sus conferencias preguntando a su audiencia: ¿Quién empacó hoy tu paracaídas?

Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros podamos salir adelante. Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno emocional, uno mental y uno espiritual.
A veces, en los desafíos que la vida nos trae, perdemos de vista lo que es verdaderamente importante, especialmente las personas que nos salvan en el momento oportuno sin que se los pidamos. Y por eso dejamos de saludar, de dar las gracias, de felicitar a alguien, o de decir algo amable.

Hoy y cada día, trata de darte cuenta quien prepara tu paracaídas, y agradécelo. Aunque no tengas nada importante que decir, envíale un mensaje de agradecimiento a quien o a quienes alguna vez lo hicieron. Y también mándaselo a quienes todavía no lo han hecho.

Las personas a tu alrededor notarán ese gesto de afecto, y te lo devolverán preparando tu paracaídas con ese mismo amor.

Todos necesitamos de los demás, por eso es necesario el agradecimiento.
A veces las cosas más importantes de la vida sólo requieren acciones sencillas. Una llamada, una sonrisa, un gracias, un te quiero, un te amo.

“Gracias por todos los favores que sin merecerlos recibí de ti y nunca agradecí”