Comunicarnos
con Dios es una necesidad espiritual. Cuando
no conocemos de Dios, no utilizamos la oración como la
poderosa arma que en verdad representa. Es necesario tener intimidad
con Dios, una relación personal. Sin embargo, aunque tengamos intimidad con
Él, debemos respetarlo.
Existen varios tipos de oración: Arrepentimiento,
petición, alabanza, etc. Pero es de vital importancia hacer
diferencia entre oración de fe y oración de
consagración:
·
Oración de fe: "Ustedes pueden orar por cualquier
cosa, y si tienen fe la recibirán." (Mateo 21:22) Todo
lo que pidamos a Dios debemos pedirlo con Fe para que ocurra, siempre basados
en la Palabra. Cuando son promesas que vemos en la Palabra, no debemos decir
"Si es tu voluntad", porque si está en su Palabra, ¡claramente es su
voluntad!. Es momento de declarar.
·
Oración de
consagración: "«Padre, si quieres, te
pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga
tu voluntad, no la mía »"(Lucas 22:42) Hay cosas que
pedimos a Dios, que no están escritas en la Palabra como tal, pero que se piden
con buenas intenciones y motivaciones adecuadas. Frente a estas oraciones,
debemos pedirle a Dios que se haga SU voluntad, que escoja lo que el sabe es lo
mejor para nosotros.
La oración no solo transforma las
circunstancias en que nos encontramos y todo a nuestro alrededor, también nos
transforma y renueva por dentro. Un gran ejemplo de oración es Elías en 1 Reyes
17:1, en la que oró para que lloviera durante 3 años.
Citas bíblicas:
"Pero tú, cuando ores, apártate
a solas, cierra la puerta detrás de ti y ora a tu Padre en privado. Entonces,
tu Padre, quien todo lo ve, te recompensará."
(Mateo 6:6)
"Velen y oren para que no cedan
ante la tentación, porque el espíritu está dispuesto, pero el cuerpo es débil." (Mateo
26:41)
"Nunca dejen de orar. Sean
agradecidos en toda circunstancia, pues esta es la voluntad de Dios para
ustedes, los que pertenecen a Cristo Jesús."
(1 Tesalonicenses 5:17-18)
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